Lo huertos se ubicarán en Kamony, un distrito rural del país africano en el que la mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura. Cada familia tiene una tierra, generalmente poca, en la que practica una agricultura de subsistencia, muy dependiente de la climatología.

La desnutrición ha aumentado en los últimos cinco años en el distrito debido, entre otras causas, al aumento del monocultivo impulsado por las políticas del Gobierno del país, la erosión de las tierras, la poca rotación de cultivos. Todo ello ha aumentado la brecha económica entre el campo y la ciudad y ha afectado negativamente a la alimentación de quienes viven en esta zona rural.

Para hacer frente a esta situación medicusmundi y las organizaciones ruandesas UGAMA y ARDE/KUBAHO están apoyando la instalación de huertos y de viveros de hortalizas y árboles frutales en los hogares más vulnerables de las comunidades, que han sido identificados por las cooperativas de mujeres con las que trabajamos en Kamony.   Los productos alimenticios que se cosechen permitirán enriquecer la dieta nutricional de estas familias con  verduras, frutas y legumbres que actualmente apenas consumen.

El proyecto incluye asistencia técnica agrícola a las mujeres propietarias de las huertas, sensibilización y formación para la incorporación de la proteína vegetal, vitaminas y minerales en la dieta diaria y  y capacitación mediante demostraciones culinarias.

Para el desarrollo de los huertos existen ya algunos recursos, tales como semillas que se encuentran en el mercado local, espacio de terreno al lado de las casas y aperos de labranza. Pese a ello, el coste derivado de la puesta en marcha y preparación del terreno se calcula en torno a 10€ por huerto, por lo que el dinero recaudado donado por las y los miembros de las dos parroquias gasteiztarras se invertirá en habilitar 200 huertos.

Medicusmundi Araba trabaja desde hace más de una década en Ruanda. En Kamony ha impulsado la constitución de siete cooperativas productivas integradas por más de 300 mujeres. Nacieron con el objetivo de dotar de recursos a las mujeres para solucionar el problema de desnutrición de muchos de sus hijos e hijas que acudían periódicamente a los centros nutricionales a recibir alimentos. No se lograba salir de este círculo vicioso. La situación de estas familias ha mejorado de forma notable. La actividad agrícola, ganadera o artesanal de estas cooperativas les permite ahora obtener sus propios ingresos y no necesitan ayuda alimentaria. Además, las mujeres han adquirido un papel relevante, son referentes positivos para su comunidad, y gozan de reconocimiento social, político e institucional.